Síndrome de Estocolmo

En esta oportunidad daremos a conocer todo acerca de un otólogo, la cual no es muy conocida, se trata del síndrome de Estocolmo, esta patología, afecta principalmente a algunas personas que han sido víctimas de algún secuestro, los cuales desarrollan una serie de sentimientos hacia sus secuestradores.

¿Qué es el Síndrome de Estocolmo?

¿Qué es el síndrome de Estocolmo?

Se podría decir que el Síndrome de Estocolmo, es una reacción a nivel psicológico, que tienen algunas personas cuando son víctimas de secuestros y desarrollan una especie de vínculo afectivo con su secuestrador. Este fenómeno es conocido como el trastorno de estocolmo y se manifiesta en situaciones de extrema presión psicológica.

En este sentido, su nombre se lo debemos a Nils Bejerot, quien fue un criminalista que observó la reacción que tuvieron unos rehenes, durante un atraco que ocurrió tal robo en Estocolmo, durante el año 1973.

Cabe destacar, que se debe tener en consideración que esta enfermedad en particular, no se encuentra reconocida de forma oficial dentro de ningún manual de diagnóstico psicológico, actualmente, este nombre es utilizado en un ámbito doméstico de forma muy frecuente, para designar lo que se conoce como el síndrome de la mujer u hombre maltratado, de los cuales son víctimas que sufren de maltratos constantes y experimentan lealtad hacia la persona que los está maltratando, eso de cierta forma les impide romper lazos con el abusador.

Ahora bien, cuando una persona llega a padecer este tipo de enfermedad, es muy común que ésta se malinterprete como un acto de humanidad, el hecho de que exista cualquier tipo de ausencia de violencia hacia ellos por parte del victimario, esto hace que ellos experimenten un conjunto de sentimientos positivos hacia el agresor, logrando así, que ellos incluso de las autoridades con ellos para futuras actividades delictivas.

Síndrome de Estocolmo

Causas del síndrome de Estocolmo

Este apartado, se refiere a esta enfermedad en específico, la cual se da como un mecanismo de defensa, ya que es una reacción de nuestro cuerpo, que se manifiesta ante cualquier situación traumática que haya sucedido, sin embargo, los expertos no se encuentran totalmente de acuerdo en qué factores pueden llegar a hacer que una persona será vulnerable al punto de sufrir este tipo de patología.

Debido a ello, existen 2 causas principales de esos desacuerdos, la primera es que no es ético probar una teoría sobre esta enfermedad mediante la experimentación, y los datos que se han obtenido por parte de las víctimas han diferido muchísimo.

Por consiguiente, la segunda causa se podría decir que hace referencia a la relación que existe entre esa enfermedad, y otros tipos de relaciones distintas, investigadores han llegado a la conclusión de que el colmo de los supervivientes en el campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial, miembros de estas permisividades de las mujeres maltratadas, así como también los abusos psíquicos o emocionales que se cometen a los niños.

Igualmente, el doctor en Psicología y Enfermería Javier Urra en el diario ABC, hablaba acerca de lo sorprendente que puede ser que la persona secuestrada, se ponga de parte del secuestrador, de las personas que lo están rescatando, libertad a los secuestradores y es que esto, normalmente ocurre debido a que el captor ha estado muy próximo y no ha llegado a matar, aunque este pudo haberlo hecho, le ha dado de comer así como también le ha lavado el cerebro por completo.

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    De esta manera, como el rehén llega a un pacto de no agresión, que en el fondo sin darse cuenta lo que busca es salvar su vida, aunque existen esas discrepancias entre los expertos, la mayoría coincide en tres características fundamentales, dentro del síndrome de Estocolmo, las cuáles son las siguientes, a saber:

    • En primer lugar, que las víctimas suelen tener sentimientos negativos, tanto hacia la policía como a las autoridades.
    • En segundo lugar, que los secuestrados tienen sentimientos positivos hacia el victimario.
    • En tercer lugar, que el captor sólo desarrolla una serie de sentimientos positivos, hacia los secuestrados.

    Características del síndrome de Estocolmo

    Las características del síndrome de Estocolmo son diversas, pero se pueden identificar algunos patrones comunes entre las víctimas. A continuación, presentamos algunas características típicas de este trastorno:

    • Lealtad hacia el captor: Las víctimas desarrollan una lealtad inesperada hacia el captor, defendiendo sus acciones incluso ante terceros.
    • Rechazo de la ayuda externa: Muchas veces, las víctimas desconfían de las autoridades y prefieren permanecer con sus captores.
    • Racionalización del abuso: Justifican el comportamiento del captor y minimizan el peligro al que están expuestas.

    Síntomas del síndrome de Estocolmo

    En el siguiente aspecto, nos encontramos que está presente enfermedad se conoce, y se caracteriza por una serie de síntomas en particular esto se comparten tres principales los cuales son:

    1. Sentimientos Benevolentes: Este aspecto se trata, de cuando la persona que se encuentra afectada por esta enfermedad, normalmente suele adquirir una serie de sentimientos de comprensión, así como también establecer lazos afectivos con el captor. Inicialmente, la víctima puede que tenga ciertos sentimientos de miedo e inseguridad frente a la persona que los está secuestrando, sin embargo, ella desarrolla un mecanismo de defensa por instinto de supervivencia, la cual lleva a acercarse al victimario en una forma progresiva, esta manera que con el paso del tiempo y el contacto continuo puede terminar y estableciendo una serie Lazos afectivos como víctima de un secuestro.
    2. Justificar al captor: Normalmente, la persona suele crear cierta empatía hacia su secuestrador, llegando así al punto que sea la causa del secuestro en sí.
    3. Permanencia de los sentimientos: En este aspecto, las personas normalmente, siguen manteniendo su secuestrador y esto incluso puede llegar a extenderse, luego que sean liberados del secuestro.

    desarrollan una especie de vínculo afectivo con su secuestrador.

    Tratamiento del síndrome de Estocolmo

    En lo que se refiere al Tratamiento de esta enfermedad, normalmente, no necesita un tratamiento en específico, ya que luego de recuperar esa vida rutinaria, los sentimientos benévolos normalmente desaparece, sin embargo, para poder superar de forma exitosa el trauma que genera el secuestro, se debe necesitar de una asistencia psicológica, y como función primordial se debe reelaborar la situación traumática, las consecuencias que se hayan causado, así como también se debe trabajar en los mecanismos de defensa, que la persona adquirió luego de esa experiencia.

    De igual manera, se podría decir que para algunas personas luego de esa liberación, se les hace complicado separarse por completo de su secuestrador, por lo que recuperarse de esas secuelas de la experiencia previamente puede tardar un tiempo.

    Casos reales del Síndrome de Estocolmo

    Sin duda, en este caso en específico encontramos algunos casos, es por eso que a continuación hablaremos de los casos frecuentes de esta enfermedad.

    Caso de Patty Hearts

    Se podría decir que Patty Hearts, se encuentra directamente asociado a los orígenes del síndrome de Estocolmo, ya que fue uno de los primeros casos en ocurrir la heredera de un periódico californiano, la cual fue secuestrada por un grupo de terroristas durante el año 1973, al parecer ella logró desarrollar un apego con sus secuestradores, incluso colaboró con ellos en un robo.

    En este sentido, la misma Patty Hearts fue cubierta y logró ser sentenciada en prisión, sin embargo, el abogado que la defendió alegó que la joven durante ese secuestro le habían lavado el cerebro y que ella sufría del síndrome de Estocolmo, en esos tiempos ese término no se conocía mucho, aunque se había acuñado para explicar los sentimientos que surgían de forma irracional, en algunas víctimas de secuestro, hacia sus captores.

    Caso de Jaycee Lee Dugard

    En cuanto al caso de la Joven Jaycee Lee Dugard se encontró por Philip Garrido durante aproximadamente 18 años, ella estuvo secuestrada desde los 11 años de edad cuando iba camino a la escuela Garrido, a su esposa lograron encarcelarla en su casa por el abuso sexualmente de ella en repetidas ocasiones, por lo que llegó a dar a luz dos hijas de su victimario.

    Cabe destacar, que luego, al pasar el tiempo cuando por fin logró ser liberada y fue interrogada por la policía, ella se negó rotundamente revelar cualquier identidad y evitó decir cualquier información que incriminase al raptor, sin embargo, años luego esta publicó un libro de memorias, dónde logró revelar todas las desgarradoras anécdotas, que tenía acerca de su horrible experiencia y habló sobre cómo ella logró cambiar su vida.

    Caso de Natascha Kampush

    En este caso, la joven Natascha Kampush fue secuestrada cuando tenía aproximadamente 10 años por Wolfgang Priklopil, se encontró encerrada en el sótano luego de esos ocho años ella logró huir de su secuestrador, sin embargo, la policía en sus declaraciones afirmó que ella comenzó a llorar cuando se enteró de la muerte del mismo, y que él se suicidó luego de qué ella se escapó.

    Debido a ello, Kampusch muchas veces mencionó que el secuestrador se había convertido en su familia y también en el libro que fue escrito por ella, se puede observar como ella explicó, que en algunos momentos logró sentirse en agradecimiento con su secuestrador.

    Caso de Elisabeth Fritzl

    En este caso, se podría decir que este es uno de los casos más descargadores que existe, y es que Elisabeth Fritzl fue secuestrada en un sótano por su padre donde fue agredida de forma física, fue abusada sexualmente y activamente, durante 24 años aproximadamente.

    Por otra parte, su madre fue quien logró denunciar la desaparición, sin embargo, su padre la obligó a escribir una carta, la cual se le entregó a la policía en la que cuenta que no regresaría.

    Sin embargo, Elizabeth en total dio a luz a siete hijos, así como aborto a otros, algunos de esos niños fueron sacados del sótano para vivir con su padre y su esposa, mientras ellos eran bebés ya que los dejaba con una supuesta nota en la que ella pedía que cuidaran de sus hijos.

    Cuando la hija mayor de Elizabeth, Kerstin se enfermó muy grave donde el padre de Elizabeth aceptó llevarla al hospital y las autoridades comenzaron a tener información acerca de su historia y el origen de Kerstin, así que reabrieron el caso de la desaparición de Elizabeth.

    Para finalizar, no caben dudas, de que el síndrome de Estocolmo es una de los más llamativos y es importante conocer acerca de él, ya que puede que algún conocido lo haya experimentado y de ser así siempre es importante acudir con un profesional de la salud mental, que él determine si el paciente presenta esta patología, para que así le dé herramientas como afrontar el trauma vivido, recordemos que la salud mental siempre es lo más importante.

    Síndrome de estocolmo en la familia

    El síndrome de Estocolmo no se limita únicamente a situaciones de secuestro o toma de rehenes; también puede manifestarse dentro del contexto familiar. En estos casos, los miembros de la familia pueden desarrollar un vínculo emocional con el agresor, a pesar de ser víctimas de abuso físico, emocional o psicológico. Este fenómeno es particularmente complejo, ya que el entorno familiar debería ser un lugar de seguridad y apoyo, pero se convierte en un espacio de miedo y manipulación.

    Una de las razones por las que el síndrome de Estocolmo puede desarrollarse dentro de la familia es la dinámica de poder y control que el agresor ejerce sobre la víctima. A menudo, el agresor alterna comportamientos abusivos con momentos de aparente afecto y arrepentimiento, lo que confunde a la víctima y la hace más proclive a justificar y minimizar el abuso. Esta alternancia crea una dependencia emocional que dificulta la capacidad de la víctima para reconocer la realidad de su situación.

    En muchos casos, las víctimas del síndrome de Estocolmo familiar pueden sentirse responsables del comportamiento del agresor. Como resultado, pueden intentar cambiar su propio comportamiento con la esperanza de evitar el abuso. Esta percepción distorsionada de responsabilidad y culpa contribuye a la perpetuación del ciclo de abuso, ya que la víctima se siente atrapada en una situación sin salida. La manipulación emocional es una herramienta poderosa que el agresor utiliza para mantener el control sobre la víctima.

    Otro factor que complica el síndrome de Estocolmo en la familia es la presión social y cultural para mantener la unidad familiar a toda costa. Las víctimas pueden temer el estigma asociado con la ruptura familiar y, por lo tanto, prefieren soportar el abuso en silencio. La falta de apoyo externo y la estigmatización social refuerzan la dependencia emocional hacia el agresor, dificultando aún más la posibilidad de buscar ayuda y escapar de la situación.

    Es crucial abordar el síndrome de Estocolmo en el contexto familiar con una intervención psicológica adecuada. Las víctimas necesitan apoyo profesional para romper los lazos emocionales con el agresor y reconstruir su autoestima y autonomía. Además, es fundamental crear conciencia sobre este fenómeno y promover entornos familiares saludables donde se priorice el respeto y la igualdad. Solo a través de la educación y el apoyo adecuado se puede ayudar a las víctimas a liberarse de la manipulación y el abuso.

    Cuál es el síndrome de estocolmo

    El síndrome de Estocolmo es una condición psicológica en la que una víctima de secuestro o abuso desarrolla una relación de simpatía y lealtad hacia su captor o abusador. Este fenómeno fue identificado por primera vez en 1973, cuando cuatro empleados de un banco en Estocolmo, Suecia, fueron tomados como rehenes durante un robo fallido. A lo largo del tiempo, los rehenes comenzaron a mostrar signos de apego emocional hacia sus captores, a tal punto que incluso defendieron sus acciones.

    Uno de los aspectos más sorprendentes del síndrome de Estocolmo es que las víctimas pueden llegar a identificarse y empatizar con sus captores, a pesar del peligro y el daño que les puedan causar. Este vínculo puede surgir como un mecanismo de defensa psicológico, donde la víctima busca una forma de supervivencia creando una conexión con el agresor, lo que a su vez puede llevar a una disminución de la percepción del riesgo.

    El desarrollo del síndrome de Estocolmo no está limitado a situaciones de secuestro. También puede ocurrir en otros contextos de abuso, incluyendo relaciones domésticas abusivas, tráfico de personas, y cultos. En estos casos, la víctima puede llegar a racionalizar y justificar el comportamiento del abusador, y puede incluso resistirse a separarse de él o ella, dificultando la intervención y el tratamiento.

    Los expertos creen que el síndrome de Estocolmo es una respuesta compleja e involuntaria al trauma, donde factores como la duración del abuso, la dependencia emocional y la percepción de una amenaza constante juegan un papel crucial. Aunque no todas las víctimas de secuestro o abuso desarrollan este síndrome, su presencia subraya la necesidad de atención psicológica especializada para ayudar a las víctimas a recuperar su autonomía y bienestar emocional.

    El tratamiento del síndrome de Estocolmo generalmente implica terapia psicológica para abordar el trauma subyacente y trabajar en la reconstrucción de una percepción de seguridad y confianza. Comprender y reconocer los síntomas es crucial para ofrecer el apoyo adecuado y facilitar el proceso de recuperación de las víctimas. La educación y la concienciación sobre este fenómeno también son esenciales para prevenir y mitigar sus efectos a largo plazo.

    Síndrome de estocolmo doméstico

    El síndrome de Estocolmo doméstico es una condición psicológica en la que una persona desarrolla un vínculo emocional con su agresor, especialmente en el contexto de relaciones abusivas dentro del hogar. Este fenómeno puede parecer incomprensible para quienes no lo han experimentado, pero para la víctima, el desarrollo de este vínculo puede ser una estrategia de supervivencia. La necesidad de protegerse emocionalmente puede llevar a la persona a justificar o minimizar el comportamiento abusivo de su pareja.

    Las víctimas del síndrome de Estocolmo doméstico a menudo se sienten atrapadas en una relación donde la manipulación y el control son constantes. Debido al aislamiento que suelen imponer los agresores, la víctima puede llegar a creer que no tiene opciones fuera de la relación. La dependencia emocional y económica es un factor crucial que contribuye a la permanencia en una situación abusiva, a pesar de los daños sufridos.

    Una de las características más alarmantes de este síndrome es la forma en que la víctima puede llegar a defender a su agresor ante terceros. Este comportamiento no es una simple negación del abuso, sino un mecanismo complejo donde la persona siente que, al justificar al agresor, se protege a sí misma de posibles represalias. El miedo al castigo y la esperanza de que su comportamiento afectuoso cambie la dinámica de la relación son elementos clave en este proceso.

    El tratamiento para el síndrome de Estocolmo doméstico requiere un enfoque multidisciplinario que incluya terapia psicológica, apoyo social y, en muchos casos, asistencia legal. La terapia cognitivo-conductual es una de las más eficaz para ayudar a la víctima a reconocer y cambiar los patrones de pensamiento que la mantienen en la relación abusiva. El apoyo de familiares y amigos también es fundamental para la recuperación, ya que puede proporcionar la red de seguridad necesaria para que la persona se sienta capaz de salir de la situación.

    Es crucial aumentar la conciencia sobre el síndrome de Estocolmo doméstico para que las víctimas puedan reconocer su situación y buscar ayuda. Las campañas de sensibilización y educación pueden desempeñar un papel importante en la reducción del estigma asociado con el abuso doméstico y en la promoción de recursos disponibles para quienes lo necesitan. La intervención temprana y el acceso a servicios de apoyo pueden marcar la diferencia entre una vida marcada por el sufrimiento y la posibilidad de una recuperación plena.

    Síndrome de estocolmo síntomas

    El síndrome de Estocolmo es una condición psicológica en la que una víctima de secuestro o abuso desarrolla un vínculo emocional con su captor. Entre los síntomas más comunes, las víctimas suelen mostrar una lealtad irracional hacia sus captores, incluso defendiendo sus acciones y justificando su comportamiento. Esta respuesta emocional se puede entender como un mecanismo de supervivencia en situaciones extremas.

    Otro síntoma característico es la falta de voluntad para escapar o denunciar a los captores, a pesar de tener la oportunidad de hacerlo. Las víctimas pueden llegar a percibir a sus captores como personas benevolentes que les han mostrado algún tipo de consideración o compasión. Este fenómeno puede confundir a las autoridades y complicar los esfuerzos de rescate.

    Las víctimas del síndrome de Estocolmo también pueden experimentar síntomas de ansiedad y depresión, debido al estrés constante y la incertidumbre de su situación. La relación ambivalente con el captor puede generar una fuerte disonancia cognitiva, donde la víctima lucha por reconciliar los sentimientos positivos hacia el captor con el reconocimiento del peligro en el que se encuentran.

    Además, es común que las personas afectadas por este síndrome muestren una falta de confianza en las autoridades o en terceros que intentan ayudarlas. Esta desconfianza puede ser el resultado de la manipulación y el control mental ejercido por los captores, quienes a menudo intentan aislar a la víctima y hacerles creer que nadie más puede entender su situación o ayudarlos de manera efectiva.

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